La pérdida de un ser querido nos empuja a una nueva etapa de nuestra vida. Crea un antes y un después.
Cuando yo perdí a mi mamá cuando tenía diez años, crecí sabiendo que era un poco diferente a todas las otras niñas. No tenía una mamá que me recogía en el colegio. Me hacía falta alguien con quien salir de compras o compartir chistes o historias.
Pero para mi, mi abuela y mis tías llenaron un vacío lo más que pudieron. Nunca se llenó completamente pero yo tuve suerte en que había gente que sí intentaron conmigo.
Mi abuela, quien me crió desde los diez años, acaba de fallecer y es mi segunda perdida grande. Yo la llamaba Mami y ella me cuidaba como tal.
Cuando la perdí a ella, me sentí completamente perdida. No sabia que hacer, ni como hacerlo…lo que fuera. Pero entre conversaciones con seres queridos me di cuenta que mi historia puede hacer una diferencia en más vidas que la mía. Por eso empecé Too Damn Young, para darles a los jóvenes que han sufrido una pérdida, una plataforma en donde expresar cómo están viviendo con esta realidad.
Quiero que Too Damn Young sea una comunidad que no conoce barreras, porque en la pérdida de un ser querido — mamá, papá, abuelita, abuelito, amigo/a, novio/a, familia cercana — no hay barreras. Todos somos sobrevividores de aquellos que se fueron antes que nosotros.
El idioma que usamos para expresarnos puede ser diferentes, pero como nos sentimos se basa en lo mismo.
Photo found here.